19 nov 2011

La temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde.


Montag sintió que su sonrisa desaparecía, se fundía, era absorbida por su cuerpo como una corteza de sebo, como el material de una vela fantástica que hubiese ardido demasiado tiempo para acabar derrumbándose y apagándose. Oscuridad. No se sentía feliz. No era feliz. Pronunció las palabra para sí mismo. Reconocía que éste era le verdadero estado de sus asuntos, Llevaba su felicidad, como una máscara, y la muchacha se había marchado con su careta y no había medio de ir hasta su puerta y pedir que se la devolviera.

-Fahrenheit 451, Ray Bradbury.

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